«...en el horizonte, la vecina isla de Kimolos. Allí viví las experiencias visuales más profundas: una habitación diminuta, una ventana, una cama, una silla, las paredes blancas, contraventanas verdes, objetos cotidianos negros, generalmente oscuros y desgastados, y la vista desde la ventana con esas formas maravillosamente brillantes y tenues en medio de paisajes marinos de un azul profundo. Entiendo a Beckmann cada vez mejor. Era como sus pinturas de cabinas de baño; seguro que las conoces. O como los paisajes marinos de Braque. Trabajas como un burro, seis acuarelas seguidas, casi sin mirar, absorbiendo las pinturas de la caja, y luego al agua y rápidamente un dibujo antes de que se ponga el sol. Y luego el buceo... Y mires donde mires, pequeñas cosas que tienes que ver sí o sí. No paras de trabajar». - Herrfurth en una carta fechada el 10 de agosto de 1960, desde la isla cicládica de Milos a su amigo Reiner Strub.